Una economía global de capa caída, que intenta volver a sus niveles de crecimiento previos a la pandemia iniciada en el 2020, se viene enfrentando en los últimos meses a un aumento en la inflación, provocada por múltiples factores como: La crisis de los contenedores, emisión de moneda por parte de los bancos centrales, escases de oferta debido a la pandemia y la paralización parcial provocada).
Según datos del Fondo Monetario Internacional en los últimos años hemos tenido un crecimiento económico apenas palpable y “tortuguezco” de 2, 3 y 4 puntos de crecimiento interanual. Por otra parte, vemos como algunas economías como Estados Unidos por “encender la máquina” que imprime billetes, en el 2021, ahora se les dispara la inflación (7% de inflación en el 2021, la más alta de este país en las últimas décadas).
Lo anterior, puede verse como “estanflación”. Una economía que está estancada (prácticamente no crece) y que presenta aumentos en los costos de los bienes y servicios (inflación), todo esto, de manera simultánea. La estanflación es una combinación de dos fenómenos económicos que normalmente no se dan juntos: el estancamiento de la economía y la inflación. Ahora bien, ante lo que sucede con el conflicto entre Rusia-Ucrania-OTAN actual, esto viene a meter más presión en los costes de las materias primas (commodities).
Ante este conflicto y el pánico típico en los mercados hipersensibles, es lógico pensar que se incrementará el costo de múltiples materias primas que normalmente importamos tales como: petróleo (El barril de petróleo se encamina hacia los $150 dólares), gas (Al día de hoy con un 30% de aumento en su precio), uranio, acero, mercurio, maíz, papas, aceites, cebada, por mencionar algunos de los productos que se generan en Ucrania. Lo que presionará al alza el costo de la vida en los hogares y los costos de producción en las empresas próximamente.
Escribo estas palabras a manera de una breve reflexión. Los niveles de incertidumbre en los mercados y en las economías, aumentan día con día, nuevos virus mutan y aparecen constantemente (Covid 19, Delta, Omicron, Optimus Prime, etc), los gobiernos no pueden aplicar medidas Keynesianas para reactivar las economías porque ya están endeudadas y con su emisión de moneda provocan más inflación (la cual, hay que empezar a detener ya mismo si no queremos estar como Argentina en el presente.. Inflación por encima del 50% interanual), escases de la oferta debido a temas de contendedores y empresas que han disminuido su producción y ahora; para ponerle “la cereza al pastel” conflictos militares en Europa que impactan directamente en los costos de los bienes que se importan en nuestras pequeñas economías de Latinoamérica.
Un rompecabezas que nos debe poner a pensar en pleno 2022.