Un alpinista suizo y emprendedor curioso llamado George de Mestral, andaba de cacería y se percató que cuando volvía a casa, sus pantalones y mascota estaban llenos de “cadillos”, los frutos de una planta homónima. Con un microscopio notó como funcionaba esto y creó un revolucionario sistema de cierre: EL VELCRO; el cual empezó a comercializar con esta marca en 1959.
La invención consiste en un cierre formado por dos tiras de tejidos diferentes. Una tira contiene miles de ganchos diminutos parecidos a la sierra de los cadillos y la otra cuenta con miles de bucles diminutos y blandos que se adhieren a la otra tira.
En su momento, el VELCRO, era un nuevo sistema de cierre que podría remplazar a los típicos botones, cremalleras y alfileres de la época; para diferentes tipos de prendas de vestir. Fue un método innovador de cierre para las prendas, en aquel entonces.
Protegió su emprendimiento realizando el registro de marca para (Velcro) en sus mercados principales (USA y Europa), y por otro lado realizó la primer solicitud de patente en 1957 sobre su invención del sistema con la que funcionaba el Velcro (Invención técnica), la cual fue otorgada 2 años después. Aunque la patente original ya expiró, durante varios años pudo protegerse de las copias y la competencia. Hoy la empresa es usuario recurrente del sistema del tratado de cooperación en materia de patentes PCT, para la presentación de solicitudes internacionales de patentes.

Luego de tener patentada la invención y registrada la marca, el Sr. de Mestral (Inventor) estandarizó el proceso de producción y seguido de esto; se puso a vender su producto por toda Europa. Sin embargo, su inicio fue difícil, hasta que realizó un acuerdo de licencia con la compañía VELOK de Canadá, la cual se le concedían a esta empresa los derechos exclusivos (Licenciamiento) para la comercialización y producción en el hemisferio occidental, Asia y el Pacífico; y VELOK accedió a concederle a Velcro todos los derechos de PI que se crearan posteriormente. Aparte del acuerdo con VELOK, se sumaron a la causa a diseñadores de moda, empresas de confección, el sector de la automoción y hasta la NASA.
Resultados: Una compañía que para 1988 vendía 93 millones de dólares. Para 1996 facturaba más de 170 millones de dólares y para sus 50 años de aniversario en el 2008 llegaban a ventas de prácticamente 300 millones de dólares… ¿Curioso, no?